Los misioneros de San José o josefinos somos una Congregación fundada por el Siervo de Dios P. José María Vilaseca en la ciudad de México el 19 de septiembre de 1872. Como Jesús, hacemos nuestras las palabras del profeta Isaías que Lucas cita en su Evangelio (Lc 4, 18-19) "El Espíritu del Señor está sobre mí porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor".
Anunciamos esta Buena Nueva a través de la Evangelizacion entre los más pobres, preferentemente los indígenas y por medio de la Educación de la juventud. Estamos en 11 países.
Nuestro fundador, el Padre José María Vilaseca
UN HOMBRE QUE CAMBIÓ LA HISTORIA, JOSÉ MARÍA VILASECA
José Luis del Río Gallegos, México 2009
Una historia
Quiero contarles la vida de un hombre bueno, de esos que están llamados a cambiar la historia de la humanidad.
Se llamaba JOSÉ JAIME SEBASTIÁN. Nació en un pueblo de España de nombre Igualada, cerca de la ciudad de Barcelona. Era una España que estaba perdiendo las colonias que tenía en América, estamos hablando del año de 1831. Su papá, un honrado sastre se llamaba Jaime Vilaseca y su mamá Francisca Aguilera.
Estos esposos. -iba a decir comunes y corrientes-, pero no son nada "comunes ni corrientes" esposos que se aman, que trabajan y que viven su fe en Dios, vieron con alegría la llegada de su segundo hijo, un niño fuerte y sano.

Bautismo
Los esposos Vilaseca, como buenos cristianos, y según la costumbre de ese tiempo bautizaron a su niño el mismo día que nació, el 19 de enero de 1831, en la parroquia de Santa María de Igualada.
Es curioso que el número 19 juega un papel especial en la vida de Vilaseca: nació un día 19, la fiesta de San José es el 19, y su nombre era José.
José Jaime creció en esa familia que lo quería mucho. Su abuela, que lo mimaba como todas las abuelas, lo llevaba en brazos a acostar muchas veces y se ponía a rezarle. José Jaime en brazos se dormía arrullado por los rezos pero en su corazón se iba quedando la costumbre de rezar antes de dormir para descansar en la paz de Dios Padre.

La escuela